Mil y un momentos junto a ti y tantas fotografías que no
saber ni cuál elegir. Día tras días me has enseñando el significado que tiene
la palabra amistad. Una amistad que traspasa fronteras, risas, abrazos, malos
momentos, alegrías y lloros.
Son 24 años, que se dicen pronto, sembrando día a día
pequeños momentos juntas, esos mensajes de buenos días que te hacen levantarte
con una sonrisa, esas llamadas de horas que parecen segundos y esos abrazos que
son eternos.
Hay momentos en los
que crees hacer lo mejor y resulta no serlo, tal vez son momentos de reflexión,
un café y un abrazo. Momentos de recuerdos los viernes por Bilbao, jugando
entre las telas de nuestro queridísimo rincón, escaparnos a ese lugar y cometer
un pecado capital (venditos sean los cafés o batidos con nata y chocolate) y
disfrutar. Disfrutar de aquellas tardes de verano por Noja sumergidas en la
piscina y tiradas al sol. Un sol que año tras año nos llena de alegría y nos
anima a hacer una pequeña escapada. Escapadas a Conil en las que nos moríamos
por un granizado de limón, aventuras de un día en Sevilla y perdernos por la
feria de Triana, terminar en una sidrería de Gijon cargada con maletas, no
parar de bailar las noches en Barcelona y reencontrarnos en una escapada en
diciembre a Madrid.
Y ahora aquí me
encuentro, deseando disfrutar de una tarde de café por nuestro querido Bilbao y
recordar 8760 días de amistad. Y porque no, hablar de nuestro próximo destino.
Un rumbo que nada ni nadie lo destruirá. Imposible romper momentos diferentes y
de madurez con el entusiasmo y alma libre que tenemos.
Desearte un día de
risas, buenos momentos y sorpresas. Regalarme un día entero junto a ti. Y
regalarte mi verdadera amistad.
Y recuerda, siempre nos quedará París.
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